“Las familias de niños con PCI pueden llegar a tardar entre tres horas y media y siete horas al día en dar de comer a sus hijos”.
La Dra Carmen Mateos, Rehabilitadora de la Fundación Jimenez Díaz, recuerda algunos síntomas que pueden alertar a los padres o a los profesionales sanitarios de que el paciente con PCI puede sufrir de disfagia. “Entre los síntomas más comunes se encuentran el babeo, la falta de tono en la musculatura facial, el aumento del tiempo que el bolo pasa en la boca antes de ser deglutido, la pérdida involuntaria de parte del bolo hacia el exterior durante la fase de preparación del alimento en la cavidad oral, la necesidad de tragar varias veces por cada bolo, la regurgitación o salida de alimento o líquido por la nariz, o la presencia de restos en la boca después de tragar". "Las familias pueden llegar a tardar entre tres horas y media y siete en dar de comer a sus hijos al día”, nos comenta.
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